La eutanasia, que no es más que la decisión de una persona de acabar con su vida por motivo de enfermedad crónica o incurable, es un tema que levanta mucha controversia y que tiene muchas opiniones divididas. En los países que tienen una gran presencia religiosa es donde hay un amplio y contundente rechazo a la eutanasia, principalmente porque para ellos el único que debe acabar con la vida de alguien es Dios, y la sola idea de que una persona pueda tomar esa decisión de forma consciente para aliviar su sufrimiento o para evitarlo en un futuro es algo que no consideran, es inaceptable y es motivo de escándalo. Por el contrario, hay muchas personas que sí apoyan la eutanasia, que les parece una forma digna de morir y sobre todo creen en la autonomía del ser humano para tomar sus propias decisiones, incluso cuando hay que escoger entre estar y ya no estar en este mundo. La eutanasia debe ser un derecho y ningún gobierno o iglesia debe impedir que decidamos tener una muerte digna.
Los gobiernos de muchos países no han regulado la eutanasia e incluso en algunos es ilegal. La razón de esta falta de compromiso por parte de los gobernantes y legisladores es que muchos de ellos son católicos o hacen parte de alguna religión que, como ya vimos anteriormente, no está muy de acuerdo con que las personas tomen la decisión de acabar con su vida. Es hipócrita que la religión católica se escandalice con la eutanasia cuando ellos mismos en el pasado fueron responsables directos de la muerte de miles de indígenas en la conquista de América, es descarado que quieran venir a hablar de que el único que puede quitar la vida es Dios cuando Daniel Eduardo Osorio, un joven colombiano de tan solo 21 años, se suicidó luego de que fuera violado en múltiples ocasiones por sacerdotes de un prestigioso colegio de Bogotá. Parece que para la iglesia católica es sacrilegio que alguien tome la decisión de acabar con su vida de manera digna pero no lo es cuando ella misma es la que motiva la muerte de un inocente. La iglesia no tiene ni la moral ni la ética para prohibir nada a nadie, mucho menos el derecho que como personas tenemos de decidir en nuestra propia vida.
⬇️ENSAYO EXPLICADO AQUÍ⬇️
Estar en condiciones inhumanas, padeciendo dolores extremos por enfermedades incurables, postrado en una cama sin poder hablar ni moverse son solo algunas de las condiciones físicas que llevan a las personas a considerar la eutanasia, no solo para descansar y no sufrir más sino para no ser una carga para nadie. Es fácil criticar a los que deciden morir dignamente cuando no eres tú quien está sufriendo, cuando no eres esa persona que cada segundo quiere acabar con el infinito dolor que le produce su enfermedad, cuando no eres esa persona que solo sufre en silencio porque no puede hablar ni moverse: eso no es vida para nadie. Un Dios que prefiere una larga vida de sufrimiento a un descanso definitivo de ellos no puede ser un verdadero Dios.
El respeto de la libertad para decidir sobre nuestra vida debe ser un pilar importante en cualquier gobierno, y es por eso que se hace necesario que los legisladores tomen una postura laica en su accionar, que dejen de lado sus creencias y sesgos religiosos para que puedan garantizar el derecho a morir dignamente. La iglesia debe dejar de inmiscuirse en temas que no le competen puesto que, como ya lo vimos, es la menos indicada para dar lecciones de vida y ejemplo.
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