Colombia es uno de los países más hermosos del mundo, está lleno de fauna y flora, tiene destinos turísticos impresionantes y cuenta con gente muy alegre y servicial. En contraste con toda esta riqueza natural y toda esa calidad humana que representa al país suramericano está la otra cara de la moneda, esa que no es tan agradable, y que ha sido un lastre que ha tenido que cargar Colombia por décadas: la guerra. Son muchos los grupos armados al margen de la ley que azotan departamentos enteros y en donde parece que la fuerza pública no tiene injerencia o acción. Los gobiernos de derecha, los que históricamente han ocupado el poder en Colombia, han tratado de luchar contra estos grupos armados fuego contra fuego y han desarrollado políticas de seguridad que aseguran las bajas en combate de los integrantes de estos grupos delincuenciales, lo cual fue el causante de los falsos positivos; el peor horror de la historia de Colombia. Muchas son las noticias de los nefastos actos que han cometido los integrantes de los grupos al margen de la ley en Colombia, entre los cuales se encuentran secuestros, extorsiones, narcotráfico y, como no, asesinatos, pero, lo que nunca habíamos visto es que los mismos integrantes de la fuerza pública cometieran esos asesinatos, que miembros del ejército, los que se supone que deben protegernos, fueran los que mataran a sangre fría a campesinos y a personas inocentes para hacerlos pasar como integrantes de grupos delincuenciales que fueron dados de baja en combate; en esto consistieron los falsos positivos. Este es el capítulo más oscuro y nefasto de la historia de Colombia y de las políticas de los gobiernos de derecha en el país suramericano.
Si matar a un campesino o a un indigente a sangre fría, para vestirlo como guerrillero y hacerlo pasar como integrante de un grupo armado, dado de baja en combate, y así crear la falsa ilusión de que se están logrando buenos resultados no es de por sí un acto macabro e inhumano que justifica por sí mismo la cruda verdad de que los falsos positivos son lo peor que la fuerza pública ha hecho al mando de los gobiernos de derecha en Colombia, no sé qué más argumento se puede esgrimir para sustentar esa tesis. Lo peor de todo es que hay negación extrema de estos macabros hechos por parte de los altos mando de la fuerza pública y de los gobiernos que tuvieron responsabilidad directa o indirecta en estos acontecimientos, que fueron cómplices de encubrir la muerte de jóvenes inocentes tan solo para lograr “resultados”, para mostrarle al país que sus políticas estaban dando frutos y que estaban acabando con las guerrillas y los grupos al margen de la ley, pero, como ya saben, nada más lejos de la realidad. Son tan nefastos los gobiernos que elegimos y los actos que dichos gobiernos pueden llegar a hacer para continuar en el poder y, sobre todo, es increíble el nivel de cinismo y descaro que manejan.
⬇️ENSAYO EXPLICADO AQUÍ⬇️
Podríamos decir que la responsabilidad recae directamente sobre los soldados que mataron a esos inocentes para hacerlos pasar por integrantes de grupos al margen de la ley, pero, aunque sí es cierta esa afirmación, no estamos viendo el panorama completo. Esos actos también fueron el resultado de las incesantes presiones por resultados inmediatos que eran ejercidas desde el presidente, pasando por los altos mando en el ministerio de defensa, hasta llegar a los soldados: fue esa presión por los resultados lo que inició esta horrible masacre que condenó la vida de cientos de jóvenes que luchaban por tener un futuro mejor, pero el mismo Estado truncó esos sueños. Es un asco ver senadores que tratan de minimizar el número de muertes por falsos positivos en Colombia con el ánimo de lavar la cara de los gobiernos que ellos mismos apoyan, como si tan solo una sola muerte de un inocente por parte de la fuerza pública, esa que juró defendernos, no sea suficiente motivo para darnos cuenta que tenemos sistemas podridos desde los cimientos. Este es, sin duda alguna, el peor capítulo de la historia de Colombia y aunque la extrema derecha se niegue a aceptarlo ya hay instituciones como la JEP que están esclareciendo estos hechos y que están ayudando a sanar a las víctimas y, sobre todo, a determinar quiénes fueron los responsables de estos horribles asesinatos.
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