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domingo, 18 de junio de 2023

EL SISTEMA POLÍTICO Y SU DECADENCIA (ENSAYO EXPOSITIVO)

La política como esa ciencia que se encarga de estudiar esa organización del Estado, y de la sociedad en general, es fundamental para que el Gobierno pueda desempeñar bien su función, la cual es tomar el mando de todas las instituciones públicas para que estas desempeñen de manera óptima su función y para que todo ciudadano se sienta representado y respaldado por el Estado. Esta podría ser una definición general de lo que se considera política, sin embargo, para la mayoría de la gente, la palabra “política” remite a las épocas de elecciones, esa época en la que cada aspirante a senador, concejal o edil se toma el trabajo de visitar diferentes localidades para poder captar votos y así tener la posibilidad de ser elegido en un cargo público. Cuando estamos en esa época de campaña es cuando hay la mayor disposición de estas personas que aspiran a cargos públicos, es cuando quieren ayudar a todo el mundo y cuando prometen arreglar todos los problemas que aquejan a todas y cada una de las comunidades donde van, en esta etapa todos son buenos, todos son honorables y todos van a desempeñar bien su trabajo, pero la realidad es que esto no es así, la realidad es que todos y cada uno de esos que aspiran a cargos públicos nunca piensan en el bienestar general, sino en el particular, todos tienen sucias y oscuras intenciones que ocultan en campaña, porque en el fondo solo quieren ser elegidos para hacer de las suyas. El problema y la génesis de todo esto es el sistema político mismo, el cual está corrupto desde sus cimientos y permite que esos mismos que elegimos para que supuestamente nos representen y nos ayuden sean los que cada día nos tengan peor. 




No hay que negar que muchos políticos hacen bien su trabajo, pero lo cierto es que esto es la excepción. El senado de cualquier país es la muestra de cómo todos los legisladores están interesados no en aprobar leyes que realmente beneficien a todos sino a unos pocos. Son miles los casos en donde grandes sectores industriales o de mucha importancia en la sociedad sobornan a senadores para que aprueben o desaprueben leyes que no les favorecen en sus negocios, que no les convienen para sus intereses económicos, lo cual es triste porque se supone que si elegimos a alguien es para que represente a las minorías, para que aprueben leyes que ayuden al más necesitado, no lo elegimos para que venda su conciencia y sacrifique su ética profesional por dinero. Toda esta vergüenza la ha permitido el mismo sistema político, ya que las sanciones a estos senadores siempre son laxas o inexistentes, es decir que los senadores pueden y hacen esto con total impunidad, porque no tenemos un sistema que castigue con severidad estos actos tan desleales y corruptos. 



Ni qué hablar de los partidos políticos, esos son los peores y los que más tráfico de influencias manejan, puesto que lo único que define si un partido es de gobierno o de oposición es cuántos puestos y altos cargos está dispuesto a dar el presidente de turno a ese partido, es decir que no solo tenemos congresistas que velan por sus intereses particulares sino que el sistema de partidos políticos también lo hace, hoy piensan una cosa y están en un bando y otro día piensan otra y apoyan a otro grupo, todo esto buscando la conveniencia y lo que más redituable sea. Una vergüenza.  


El sistema político que tenemos es nefasto y está corrompido desde sus cimientos, parece que es una instancia que está totalmente desconectada de la realidad social de la gran mayoría de personas, puesto que todo se maneja por influencias y por conveniencia, no se desarrolla una labor pública con la convicción de mejorar sustancialmente el país, por ayudar a los menos favorecidos y porque todo cambie y mejore; se legisla solo para ayudar al mejor postor. Los sistemas políticos son cada vez más corruptos y necesitan un cambio estructural urgente. 


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