La industria de la moda es uno de los negocios más grandes del mundo, y que más mano de obra emplea en los países en donde se confeccionan las prendas de vestir. Esta industria siempre se ha relacionado con al glamour y con la belleza, y es que las grandes marcas, la publicidad y hasta las grandes celebridades se han encargado de darle el empuje y la vigencia que tiene la moda en nuestros días, de posicionarla como algo fundamental en la vida de las personas. Comprar ropa es algo que es normal para todos, pero pocas veces nos ponemos a pensar en todo lo que hay detrás de la confección de esas prendas, en los trabajadores y los salarios que reciben por hacer todas esas camisas, pantalones y suéteres que usamos a diario, y sobre todo en cómo trata la industria a estas personas, y es que es escandaloso y realmente triste cómo este sector contamina el planeta y explota laboralmente a los trabajadores sin ningún tipo de repercusión. La moda no es solo las grandes pasarelas y el estilo, puesto que también es todo lo que se esconde detrás y que las grandes marcas nunca muestran, son esos secretos turbios y muy oscuros de los cuales poco se habla, pero que son la característica predominante de las grandes industrias de la moda, lo cual debe cambiar no solo por el bien de los millones de trabajadores que hacen parte de dicha industria sino por el bien del planeta, porque este es el que, a la larga, paga todas las consecuencias del capitalismo tan voraz de la industria de la moda.
Ya sabemos las nefastas consecuencias que tiene el capitalismo en nuestro planeta, pero es que la industria de la moda es la que más contribuye a la contaminación del mismo, después de la industria del petróleo, lo cual ya es mucho decir. El término “fast fashion” es la muestra más clara de lo poco que le interesa el medio ambiente a la industria de la moda, y es que este modelo de negocio es, básicamente, crear grandes cantidades de prendas de vestir, con un ciclo de venta corto, y que rápidamente es sustituido por otra nueva colección, siendo desechadas las prendas que no se venden, lo cual es un ciclo criminal, si se puede decir, que lentamente mata a nuestro planeta con la gran cantidad de desechos que recibe a diario como consecuencia de este nefasto modelo de negocio. Todo esto es posible gracias a la explotación laboral, y es que las fábricas, en países subdesarrollados, pagan salarios miserables a los trabajadores y los obligan a trabajar días enteros, lo cual hace que el costo de producción de las prendas sea bajísimo, y que los consumidores puedan acceder a ropa a muy bajo costo, a tal punto que cada semana pueden tener nueva ropa que podrán usar por corto tiempo y desechar, para poder seguir comprando más y más ropa, lo cual contribuye aún más a contaminar nuestro planeta. Una vez más el capitalismo se sale con la suya.
Es increíble que los países y las autoridades que pueden hacer algo frente a estos abusos de la industria de la moda no hagan nada. Las grandes marcas solo se preocupan por ganar más y más dinero, por lo que exigen a las fábricas que produzcan a menor costo, pero lo que en realidad hacen es incentivar la explotación laboral, y esto tiene que parar. El capitalismo está acabando con este planeta y los gobiernos deben tomar medidas al respecto antes que sea demasiado tarde.
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