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viernes, 25 de agosto de 2023

LA LABOR DOCENTE EN LA ACTUALIDAD (ENSAYO ARGUMENTATIVO)

 Nadie puede negar la importancia que tiene la educación en la actualidad, y es que el mundo laboral requiere cada vez más profesionales capacitados y con conocimientos específicos para desempeñar diversas profesiones, y toda esta necesidad o demanda no podría suplirse sin la labor de la educación en la sociedad. El profesor ha sido esa figura que ha estado en la honrosa labor de formar y educar a las futuras generaciones, y aunque en algunos países sí que ha sido una profesión menospreciada, la gran mayoría está de acuerdo en que, gracias a los profesores, y a la educación que imparten, es que la sociedad evoluciona y está cada vez más desarrollada, ya que la educación es una herramienta muy poderosa, capaz de transformar realidades y desarrollar todo el potencial de una persona. Aunque todos tenemos en alta estima la labor del docente, en la práctica educativa no siempre se da esto, y es que atrás quedaron los días en que el profesor era visto como una figura de respeto y de autoridad, puesto que a día de hoy parece que son los padres de familia quienes deciden qué es lo que puede o no puede hacer un docente, y los estudiantes, muchas veces exhortados por esas actitudes de los padres, también han establecido reglas que los docentes deben cumplir, sobre todo en la rigurosidad tanto de las actividades que trabaja como en la manera en que califica, en los trabajos que manda etc., es decir, el docente no es autónomo en muchos sentidos, puesto que tiene que estar al servicios de los padres y madres de los alumnos, no al servicio de una educación de calidad, que asegure que haya un aprendizaje significativo que perdure con el tiempo, para  así poder asegurar un mejor futuro para el estudiante y para la sociedad en general. La labor docente hoy en día no goza de autonomía, y la educación no gira en torno al alumno, sino que está al servicio de los padres y los directores de los centros educativos.  




Es claro que un docente es una persona de carne y hueso, la cual puede cometer equivocaciones, como en cualquier profesión, de eso no hay duda, sin embargo, es más que sabido que en todos los niveles de formación, incluido el superior, hay un desprecio por el profesor que es exigente y estricto. En la mayoría de colegios privados e instituciones de formación superior hay molestia y rechazo cuando llega un profesor que es exigente con el horario, las actividades, los materiales de trabajo, que es estricto en sus calificaciones y que obliga al estudiante a desempeñar bien su papel, porque claro, el estudiante que está acostumbrado a ser irresponsable e irrespetuoso casi siempre le va mal con este tipo de profesores, porqué están acostumbrados a métodos educativos que no son exigentes y que son laxos, lo cual está llevando a nuestra sociedad a una debacle y a una ignorancia, estamos formando estudiantes que no toman en serio su papel, que no son responsables y que prefieren lo fácil y sencillo, y lamentablemente no todo es así en este mundo, no saben qué es el esfuerzo y no están conscientes de que todo en la vida es trabajo duro y sacrificio, no se están enseñando estas convicciones y estos valores que son fundamentales si lo que queremos es formar a las futuras generaciones de manera correcta. Sobra decir que las quejas e inconformidades ante un profesor exigente no solamente vienen por parte de los estudiantes, sino que son los padres de familia quienes más atacan a estos profesores, lo cual es ilógico, puesto que deberían celebrar que un profesor sea exigente con su estudiante, ya que es así que se debe impartir la educación, solo así se pueden formar jóvenes responsables, comprometidos y con valores. Si un profesor desempeña bien su labor no hay excusas para demeritarlo solo por exigir al estudiante, y si como padre de familia prefieres a un docente que no exija y que sea laxo, es claro que las futuras generaciones tienen un futuro muy incierto. El docente necesita autonomía en su profesión y no debe ser permitida la intromisión infundada y sin argumentos por parte de alumnos y padres de familia, en el quehacer docente, recuerden que ningún mar en calma hizo experto a un marinero.  





Los directivos de los centros educativos también están contribuyendo a socavar la autonomía del docente, y de paso perjudicando la calidad de la educación que se está impartiendo tanto en escuelas como en universidades. Es inaceptable que muchos rectores o directores de centros educativos hayan tomado la decisión de despedir a un docente simplemente porque está exigiendo y siendo estricto con los estudiantes que tiene a cargo, que claro que es posible que este escenario se dé siempre y cuando el profesor esté actuando mal, de manera errada o equivocada, en ese caso sería más que plausible, pero atenta contra la autonomía del docente y contra la docencia misma que un rector le exija a un docente que no sea exigente, es antiprofesional y es algo vergonzoso, pero, lamentablemente, esto sigue pasando en muchas instituciones educativas. Si un estudiante no alcanza el nivel de conocimientos mínimos, porque el profesor es demasiado estricto, quiere decir que ese estudiante tiene demasiadas falencias, y si es un estudiante con falencias es un estudiante que va a desempeñar su labor en la sociedad de manera incorrecta, un profesor es totalmente capaz de saber y medir la capacidad de un estudiante, y si un ingeniero civil, por poner algún ejemplo, no es capaz de manejar de manera sobresaliente los cálculos que hay que hacer a la hora de realizar una obra, dicha obra puede terminar derrumbándose y afectar la vida de otras personas, por lo que podemos darnos cuenta, con este ejemplo, de la importancia de formar y educar con rigurosidad, de formar ciudadanos capaces y responsables. Los directores de las instituciones educativas deben procurar que sus docentes estén comprometidos con la educación y con la inherente rigurosidad que ella requiere, ya que es mejor formar pocos profesionales que sí son capaces, en vez de permitir que cualquiera logre un título universitario sin tener los conocimientos mínimos para desempeñar una profesión; eso es más importante que los beneficios económicos que pueda llegar a generar una institución educativa con una gran cobertura. La calidad educativa y la autonomía del docente deben ser la prioridad de las instituciones educativas.


Es evidente que existe un problema real en nuestra sociedad, y todo esto queda demostrado cuando se mide la calidad de la educación de muchos países, la cual deja mucho que desear, sobre todo en países en vía de desarrollo donde, casualmente, más se da el fenómeno del que hablamos a lo largo del texto. La docencia debe ser autónoma, y no debe estar supeditada a los caprichos y deseos de alumnos y padres de familia, la rigurosidad y la calidad en la educación es lo más importante si lo que queremos es un avance en la sociedad. Tenemos que cambiar la perspectiva de la sociedad en este aspecto.  


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