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viernes, 22 de septiembre de 2023

LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL EN LA EDUCACIÓN (ENSAYO ARGUMENTATIVO)

 Uno de los temas de los que más se habla en la actualidad es de inteligencia artificial, y es que parece que esta nueva tecnología ha llegado para quedarse, puesto que todos quieren agregar esta nueva herramienta en sus servicios o aplicaciones. Muchas son las opiniones a favor y en contra de esta nueva tecnología que, aunque sí que tiene usos realmente útiles, lo cierto es que hay cierto consenso general que apunta a que debe regularse mucho más para que no se salga de control. Es especialmente preocupante el hecho de que estos programas de inteligencia artificial son capaces de realizar, en cuestión de segundos, acciones demandantes y muy complejas para una persona, como resumir un documento extenso o un libro entero, responder preguntas complejas de manera sencilla, con los parámetros que se deseen y con una precisión realmente impresionante, tanto así que es difícil creer que el texto o la respuesta que da la inteligencia artificial no es humana, sino que un programa la diseñó a través de un entrenamiento previo con algoritmos. Es claro que la educación se transformó con la llegada de internet, y sus grandes posibilidades de acceso a la información, puesto que las herramientas que tenemos actualmente nos facilitan enormemente tener a la mano, y de inmediato, el contenido que se necesita, sin embargo, con la llegada de la inteligencia artificial es claro que nos vamos a volver más dependientes de la tecnología, puesto que ya no será necesario hacer una exhaustiva búsqueda en la red sobre cierto tema porque una inteligencia artificial te ahorra todo ese trabajo y es capaz de condensar cientos y cientos de documentos en pocos párrafos, y esto, aunque para muchos pueda ser una enorme ventaja, en realidad no lo es, puesto que la tecnología nos está volviendo cada vez menos autónomos, cada vez menos capaces y menos inteligentes. La inteligencia artificial es un peligro para la educación y para el desarrollo intelectual en general. 




Un investigador es una persona que dedica gran parte de su vida a construir un discurso y unos argumentos sobre cierto tema, a teorizar y construir el conocimiento al que recurrirán las futuras generaciones para seguir ahondando en el tema, añadiendo o debatiendo aspectos sobre ese cúmulo de conocimientos: bajo este modelo es que hemos construido todo el conocimiento que tenemos en la actualidad. Es improbable que una persona que no se haya tomado el trabajo de investigar y analizar toda la literatura que hay disponible sobre un tema pueda construir un verdadero conocimiento útil a la sociedad, puesto que no se está realizando ese ejercicio investigativo que es fundamental para poder comprender el tema desde variadas perspectivas, y es por eso que en la actualidad cuesta tanto investigar, porque estamos acostumbrados a que la tecnología haga todo por nosotros, a que todo tiene que estar simple, resumido y sin complicaciones a tan solo un clic. Si el panorama educativo actual de por sí es dependiente de las herramientas tecnológicas, con la reciente llegada de la inteligencia artificial, esto claramente empeorará. Cada vez será más usual que los estudiantes no sean capaces de resumir un texto en pocas palabras, de señalar similitudes o diferencias entre textos, de relacionar información con el contexto, etc., las cuales son habilidades intelectuales cruciales y básicas en la formación académica de cualquier estudiante, en cualquier nivel educativo: y todo esto será auspiciado por la inteligencia artificial y la férrea dependencia que tenemos de la tecnología. No cabe duda de los peligros que acechan al desarrollo intelectual y a la educación en general si la inteligencia artificial sigue desarrollándose tan vertiginosamente, y es que cada vez somos más dependientes de la tecnología y cada vez usamos menos nuestro potencial intelectual. 








Hay un aspecto que es crucial a la hora de abordar el impacto de la inteligencia artificial en la educación: la veracidad de la información. Los seres humanos somos más propensos a poner en duda la información que nos dan otras personas, pero no la que nos proporciona una máquina, y todo esto se da precisamente por esa dependencia que tenemos de la tecnología. Se ha demostrado que los sesgos e ideas de las personas que entrenan estas inteligencias artificiales pueden estar interfiriendo en la información que proporcionan dichos programas, es decir, que la información que se brinda puede no ser tan veraz ni imparcial, precisamente porque las inteligencias artificiales toman como punto de partida algoritmos que se basan en ideas que están parcializadas, que no son neutras y que responden a puntos de vista que pueden ser errados. Desarrollar competencias argumentativas y analíticas en el proceso educativo es fundamental para ser más críticos, para dudar de cualquier tipo de información que se nos brinda, para no creer ciegamente en lo que nos dice un programa que, como ya vimos, puede estar errado o puede dar respuestas parcializadas. Poder contrastar diversos puntos de vista y sacar nuestras propias conclusiones de un tema es una habilidad clave en cualquier ser humano, que contribuye enormemente a su crecimiento intelectual; no podemos poner como verdad absoluta ninguna información tan solo porque lo dice una computadora. La inteligencia artificial nos hará simples replicantes de información. 


Es evidente que la inteligencia artificial es una herramienta que más que ayudar nos hará dependientes de ella. La educación es el ámbito que más perjudicará esta herramienta y es que, entre otras cosas, ya se están prohibiendo textos en universidades que hayan sido generados por inteligencia artificial. No podemos permitir que la educación y el intelecto queden relegados, que simples algoritmos piensen y analicen por nosotros. El conocimiento se construye a través de esa investigación y esos contrastes que hacemos con los postulados de los demás: eso es lo que hay que enseñar en las escuelas. 



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