En este mundo capitalista son muchas las empresas nuevas que optan por entrar al mercado con grandes descuentos y precios reducidos, esto porque es la única manera de ir ganándole cuota de mercado a los competidores, lo cual claramente tiene grandes beneficios para los consumidores, porque, como saben, mientras más competencia hay en un sector, mejores precios de bienes y servicios vamos a encontrar disponibles en el mercado. Cuando una empresa logra consolidarse en un sector del mercado seguramente han pasado años en los que no ha visto ganancia alguna, literalmente pierde dinero todos los meses, pero esto es algo que en los primeros años es relativamente usual, puesto que lo que se busca es consolidarse en el mercado, ganar cada vez más usuarios o clientes para en un futuro poder ser una empresa rentable. El problema de estas movidas, propias del mundo capitalista en el que vivimos, es que las empresas suelen cambiar las reglas del juego cuando ya saben que tienen una base de usuarios sólida, de la que pueden sacar grandes ganancias, lo cual puede que no sea lo peor que hacen las empresas, puesto que todas buscan sacar el mayor número de rentabilidad posible, sin embargo, la cuestión aquí es la manera en la que se hace esa transición, puesto que muchas veces es arbitraria y atropella los derechos de los consumidores, sacando a flote esa faceta de las empresas en las que se vuelven el villano de la historia, puesto que sacrifican sus ideales y hasta su buen servicio y calidad por el dinero. Los consumidores tienen el poder y la última palabra cuando de injusticias se refiere, y es algo a tener muy en cuenta puesto que grandes y multimillonarias empresas se creen con el derecho de explotar y pasar por encima de los sus usuarios tan solo por tener cierta relevancia en un sector del mercado. Los consumidores y el mercado tienen el poder de hacer valer sus derechos y no permitir las prácticas abusivas por parte de las empresas, y deben dejar a un lado esa actitud sumisa y permisiva para que haya un cambio en ese sentido.
No podemos hablar de abusos y malas prácticas contra los consumidores sin mencionar el caso más reciente que involucra a la empresa Netflix. Desde hace meses el servicio de streaming, muy conocido por series como “Stranger Things” y “Sex Education”, ha tenido ciertos problemas en cuanto a su crecimiento, y es que todos estos servicios tuvieron una gran demanda en pandemia, pero luego de este periodo, y gracias a que muchos nuevos servicios surgieron en el mercado, la facilidad con la que se llega a cada vez más usuarios ya no es la misma. Ante este panorama tan competitivo, Netflix, cuya postura era permitir que los usuarios compartieran sus cuentas sin ninguna restricción, decidió repentinamente ya no permitir que los usuarios usaran las cuentas de manera compartida, que era lo que la gran mayoría de personas hacía, por lo que comenzó a imponer que las cuentas solo se pudieran usar en un solo hogar, a menos que pagaras más para poder usar esa cuenta en otro hogar, algo que antes era gratis y que no tenía ningún tipo de restricción. Estas decisiones son abusivas y claramente van en contra del consumir, ya que para Netflix es fácil subir el número de suscriptores restringiendo que una cuenta ya no se pueda usar en cuatro hogares distintos, para que esos otros tres hogares, que ya no podrán seguir usando la cuenta, compren una cuenta individual, pero con esto está demostrando que no le interesan los usuarios, y que empresas como estas son capaces de cambiar una y otra vez las reglas del juego, con tal de seguir ganando dinero y seguir expandiéndose, parece que quien siempre tiene que pagar es el usuario, y es que la culpa de que hayan nuevos y muy buenos servicios de streaming, con un catálogo de calidad, con precios competitivos y sin ninguna restricción, no es del usuario sino del mercado y su oferta y demanda.
Ante esta situación tan abusiva por parte de Netflix, millones de usuarios decidieron cambiar de servicio de streaming, porque claramente es un abuso estas nuevas medidas mencionadas anteriormente. Millones de usuarios seguramente decidieron continuar con el servicio puesto que están muy acostumbrados al contenido que se comparte en la plataforma, lo cual no tiene nada de malo, pero es una muestra de que muchas veces los consumidores son condescendientes y complacientes con empresas multimillonarias que venderían el alma al diablo por dinero, como se dice coloquialmente, que no les importa pasar por encima de sus principios con tal de seguir generando más y más dinero, no les interesa el inconformismo de los usuarios ni su opinión a la hora de tomar decisiones que los afectan directamente a ellos. Muchos son los casos en donde grupos de personas se han organizado y han hecho que empresas revoquen medidas arbitrarias y abusivas, haciendo valer sus derechos como consumidores, y es que el poder en este mundo capitalista lo tiene el consumidor, no la empresa, puesto que, si miles o millones de personas deciden ya no contratar un servicio como Netflix, claro que esta fuga masiva de usuarios le va a afectar a la empresa, sobre todo si tomamos en cuenta la gran competencia que hay hoy en día, pudiendo ir a la quiebra incluso, así que, como consumidores, debemos tener más que claro que no debemos permitir el abuso por parte de grandes empresas, por muy poderosas o importantes que sean en el mercado, puesto que la última palabra y el poder, siempre, lo tiene el consumidor.
Es claro que en este mundo capitalista hay abusos y decisiones arbitrarias por parte de las empresas que ofrecen productos y servicios, y que el consumidor es el que, lamentablemente, termina por pagar los platos rotos, sin embargo, hay que tener muy presente el poder que tiene el comprador en el mercado, ya que puede organizarse contra una empresa que quiere socavar sus derechos como consumidor, y es que una sencilla acción, como no comprar un producto a cierta empresa, puede tener grandes implicaciones monetarias y pueden perder millones la empresa por esa acción, o incluso quebrar por completo. Solo teniendo claro lo anterior es que puede haber un cambio sustancial en la manera como las empresas actúan, puesto que solo así van a pensarlo dos veces antes de tomar decisiones que atenten contra los consumidores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario