Es muy usual que las personas tengan cierta afinidad o preferencia por una empresa, sobre todo en el ámbito tecnológico, ya sea una desarrolladora de videojuegos, una empresa de teléfonos móviles, una marca de consolas, un sistema operativo etc. Las diferentes preferencias que hay en el mercado han dado origen a muchas rivalidades bien conocidas a día de hoy, por ejemplo, las personas que usan Xbox y las personas que prefieren PlayStation, los que usan Windows y los que usan MacOS, los que quieren teléfonos con Android y los que quieren teléfonos con iOS, los que prefieren jugar en PC y los que prefieren hacerlo en consolas, y así podríamos mencionar muchos otros ejemplos más, la cuestión aquí es que muchas de esas personas que siguen estas dinámicas, sobre todo en redes sociales, de estar peleando con todo el mundo por defender lo que a ellos les gusta más y criticando lo que los demás prefieren, se les olvida algo crucial y fundamental en este mundo capitalista en el que vivimos: las empresas no son tus amigas y para ellas solo eres un cliente al que hay que arrancarle la mayor cantidad de dinero posible.
Toda empresa necesita ganancias, eso es algo lógico, la cuestión es que cada vez que una empresa no está en su mejor momento es que saca a relucir su verdadero rostro, el cual casi siempre es el de la avaricia y el desprecio por sus usuarios. Microsoft aseguró que no iba a subir el precio de su servicio Game Pass y al final, cuando se dio cuenta de todo el dinero que ha gastado adquiriendo estudios de videojuegos, sí subió el precio, y seguramente lo seguirá haciendo en el futuro, puesto que necesita retorno de su enorme inversión, y no le importa que haya quedado como una empresa mentirosa, no le importa afectar a sus clientes, y muchos menos está interesada en conservar la identidad de la marca Xbox, puesto que ya hemos visto cómo sus juegos exclusivos están saliendo en otras plataformas como PlayStation, todo esto, nuevamente, para sacar más y más dinero, no importa lo que haya que hacer. No hay justificación para nada de lo que está haciendo Microsoft, eso es un hecho, pero sí queda más que claro que ninguna empresa es realmente pro consumidor: a ellas solo les interesa sacarte más y más dinero.
No hace falta que una empresa esté pasando por un mal momento financiero para ver lo codiciosas que pueden llegar a ser, puesto que esto también pasa en empresas con enorme éxito como Apple y Sony. Apple es una empresa que no innova y que claramente quiere vender todos los años el mismo teléfono a sus usuarios, solo hace lo mínimamente necesario porque sabe que va a vender muchos teléfonos como todos los años, y no le importa que incluso sus mismos usuarios critiquen esto, ya que es absurdo que, en pleno 2024, un teléfono de 800 dólares tenga pantalla a 60Hz. Lo único que quiere Apple es seguir vendiendo cada vez más, sin reducir precios, para maximizar sus ganancias, sin importar el malestar e inconformidad de sus usuarios. Por otro lado, Sony últimamente ha tomado decisiones que son indefendibles y que solo buscan generar más dinero a costa de sus usuarios, ya que elimina versiones de juegos antiguos, que solo cuestan 20 dólares, para obligarte a comprar única y exclusivamente la versión más reciente que acaba de lanzar del mismo juego, que solo arregla levemente los gráficos, pero cuyo precio es de 60 dólares o más si vives en ciertas regiones, lo cual también es una consecuencia de cómo Microsoft y Xbox no pueden hacerle competencia a PlayStation, lo que la deja a Sony con la libertad de fijar precios altos porque no hay una competencia directa para sus consolas, lo cual claramente afecta, en definitiva, a los usuarios, puesto que ellos van a tener que gastar mucho más dinero en adquirir consolas o videojuegos.
Está claro que el capitalismo no deja cabida para esas opiniones irreales de que las empresas son pro consumidores y aprecian a sus usuarios, puesto que tan solo falta que una empresa pase por un mal momento para que veamos sus verdaderas intenciones, en el mejor de los casos, ya que esto es algo que pasa en cualquier empresa, es un objetivo intrínseco de cada una de ellas el sacar más dinero de sus clientes, sin importar su reputación o su identidad como empresa o como marca.
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